Simplemente no parezco capaz de dormir. Miles de ideas inconexas parecen revolverse dentro de mi absurda mente. ¿Qué diablos venimos a hacer a este mundo? A reproducirnos dirán algunos, a hacer algún aporte a la humanidad dirán otros más. A morir, dirán los siempre positivos fatalistas.
Un ser humano llega a este mundo tan roído sin tener siquiera la oportunidad de elegir si quiere o no, es lanzado a una existencia mísera, que peca de efímera, rodeado de más como él, entes sin camino fijo, avorazados inclementes, ávidos de todo aquello que no les servirá de nada. Al final de cuentas, morirán y nada de lo que tengan en este mundo se llevarán consigo. Entonces, si a este mundo venimos tan solo para irnos después de muchos años, ¿qué hacer? ¿A qué habremos de dedicar nuestro tan preciado tiempo?
No lo sé, pero al menos se me hace útil pensar al respecto.
Al menos intentar hacerlo, no hay muchos haciéndolo. El mundo se encuentra plagado de trogloditas, individuos vanos, estólidos sin la capacidad aparente de razonar, sirvientes de una voracidad que los dejara llenos de puro aire, aire que al final de cuentas no les servirá de nada. Acumulando cosas materiales que en su lecho de muerte, cuando los vientos del inframundo soplen en su frente, no serán más que morralla, porque ellos mismos habrán perdido su valor, si es que alguna vez lo tuvieron. Muy pocos se dan el tiempo para pensar, solo para pensar. Todos quieren hacer y hacer, construir, conseguir, tocar, lograr. A nadie le importa pensar. Nadie se molesta en dudar acerca del mundo en el que vivimos, en este mundo que lentamente se está yendo por la borda.
Tal parece que no hay solución a todos los problemas del mundo.
La razón es sencilla. Ustedes son mayoría.
muy bueno...
ResponderEliminares genial.